lunes, 23 de abril de 2007

UBICACIÓN
Los Carpetanos eran un pueblo que habitaba la Meseta sur, desde la sierra de Guadarrama hasta el Tajo. Su economía era pastoril. Muchas de sus ciudades se hallaban asentadas en riscos y escarpaduras con cuevas naturales o artificiales que servían a la gente de mansiones. Plutarco habla de la ciudad de los Caracitanos (Taracena, cerca de Guadalajara), que no estaba compuesta de casas, sino que en realidad era un monte bastante alto y de cierta extensión con muchas cuevas orientadas hacia el norte. Otros poblados encerraban casas agrupadas sin orden, construidas en parte de piedra y en parte de madera y adobes o tapial. Plinio indica lo frecuentes que eran aquí las paredes de tierra que se hacían colocando el barro entre dos tablas y apisonándolo. Resistían a los siglos y ni los vientos ni las lluvias las destruían. Su cultura material (cerámica, arquitectura) era más pobre que la de otros pueblos del área celtibérica. No se puede saber bien cómo era la estructura de la propiedad territorial en estos pueblos, pero cabe suponer que dada su economía fundamentalmente pastoril, cada ciudad tendría unos terrenos propios dentro de los cuales pastarían los ganados: los terrenos serían comunales, pero los ganados no, pertenecerían a diversas familias y constituirían la expresión de la riqueza.

Los poblados se hallan en lo alto de un cerro, con un recinto amurallado de 1,50 a 2,50 metros de altura, con viviendas cuadrangulares. Es curioso señalar que muchos de estos hallazgos arqueológicos se han hecho en lugares denominados siempre de manera que se evoca la idea de "castillo" (Castillejo, Castellares, El Castillo...) Allí, el arqueólogo encuentra ciertos recintos irregulares, con un anillo defensivo de piedras clavadas y atravesadas, además de fosas y trincheras, dentro de las cuales debía vivir una población compuesta en su mayoría de pastores. Tosca cerámica y molinos amigdaloides es lo que queda de su ajuar casi siempre». Julio CARO BAROJA: Los pueblos de España.(1.976). Mapa. Etnias prerromanas en la Península Ibérica (Según Miguel Beltrán).

Los hombres vestían ropajes negros y ásperos de lana, y arrolladas a las piernas llevaban espinilleras de piel. En caso de guerra se cubrían la cabeza con un casco de bronce, adomado de una gran cresta de color rojo, y en una mano llevaban un escudo redondo y ligero. Sus espadas eran de dos filos y los puñales de un palmo de longitud: de éstos se servían para la lucha cuerpo a cuerpo. Sus únicas industrias eran las del hierro y el tejido de sagos, piezas ásperas de lana parecidas en su aspecto a la de las cabras salvajes, lo que revela su origen nómada pastoril, así como la costumbre, muy censurada por los romanos, de utilizar los orines para lavarse el cuerpo y los dientes.
En el siglo II después de Cristo, Ptolomeo, un geógrafo e historiador de la ciudad de Alejandría, en Egipto, hablaba de la existencia de dieciocho ciudades poleis) en territorio de los carpetanos en el momento de la conquista romana: Iturbida, Egelesta, llarcuris, Varada, Thermida, Titulcia, Mantua, Toletum, Complutum, Libora, Ispinum, Metercosa, Bamacis, Altemia, Patemiana, Rigusa, Laminium y Caracca. Algunas de ellas perviven hoy como ciudades importantes (Toledo, Alcalá de Henares) o como pueblos (Titulcia, Telmancia). Pero de otras se ha perdido todo rastro. Tal es el caso de Egelesta, a la que Plinio también habla citado en su "Historia Natural". Los estudios sobre las coordenadas que ofrece Ptolomeo pemiten deducir, con cierto margen de aproximación, que Egelesta se hallarla situada en un cuadrante comprendido entre los 40° 25'-40° 23' de latitud y los 3° 53' de longitud, o lo que es lo mismo, en algún punto dentro del área limitada por Pozuelo de Alarcón, Villaviciosa de Odón y Alcorcón.