lunes, 23 de abril de 2007

Romanidad e indigenismo en Carpetania
Pilar González-Conde
Antigua: Historia y Arqueología de las civilizaciones [Web]
Página mantenida por el Taller Digital de la Universidad de Alicante


ROMANIDAD E INDIGENISMO EN CARPETANIA
Ma Pilar González-Conde Puente
Alicante-1987


© Mª Pilar-González-Conde Puente
I.S.B.N.: 84-398-8401-X
D.L.: A-869-1986
Imprime:EUROCOPY
Portada: Inscripción latina de Torres de la Alameda(Madrid)

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Este trabajo es, en líneas generales, la Memoria de Licenciatura de su autora, leída el día 22 de Junio de 1985 en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, realizada bajo la dirección del Dr. D. Urbano Espinosa Ruiz.

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ÍNDICE GENERAL
P á g i n a
A b r e v i a t u r a s 9
P r ó l o g o 11
Introducción 13
Capítulo I. LA CONQUISTA Y EL PROCESO DE INTE ­
GRACIÓN DE CARPETANIA EN L A
ÓRBITA ROMANA 25
Capítulo II. CARPETANIA EN EL TRAZADO VIARIO D E
LA MESETA. LOS NÚCLEOS RURALES, LA S
MANSIONES Y LAS CIUDADES 39
L a s v í a s 39
Las mansiones 46
Las ciudades 48
Los núcleos rurales 49
Capítulo III. EL DESARROLLO INSTITUCIONAL Y SOCIAL
DE TOLEDO EN EL ALTO IMPERIO 55
Capítulo IV. EL DESARROLLO INSTITUCIONAL Y SOCIA L
DE COMPLUTUM Y CONSABURA 89
Los núcleos indígenas 89
La integración jurídica de las ciudades 92
El desarrollo de los núcleos urbanos y sus
"territoria" 100
El elemento demográfico 104
La religión romana y el culto imperial 111
La élite municipal de Complutum 11 8
Factores de desarrollo de las ciudades 124
Conclusiones 137
Bibliografía 147
Índices 159

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ABREVIATURAS
AE = L'Année épigraphique. París.
AEA = Archivo Español de Arqueología. Madrid.
ANRW = Aufstieg und Niedergang der römischen Welt. Berlín.
BPH = Bibliotheca Praehistorica Hispánica. Madrid .
BRAH = Boletín de la Real Academia de la Historia. Madrid.
BSAA = Boletín del Seminario de Arte y Arqueología. Valladolid.
CHE = Cuadernos de Historia de España. Buenos Aires.
CIL = Corpus Inscriptionum Latinarum. Berlín.
EAE = Excavaciones arqueológicas en España. Madrid.
EE = Ephemeris Epigraphica. Berlín .
Ep.St.= Epigraphischen Studien. Colonia.
FHA = Fontes Hispaniae Antiquae. Barcelona .
HA = Hispania Antiqua, Valladolid.
HAEp.= Hispania Antiqua Epigraphica. Madrid.
ILER = Inscripciones latinas de la España romana. Barcelona.
ILS = Inscriptiones Latinae Selectae. Berlín.
JRS = Journal of Roman Studies. Londres.
MHA = Memorias de Historia Antigua. Oviedo.
MJSEA = Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades.
Madrid.
MMAP = Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales. Madrid.
NAH = Noticiario Arqueológico Hispánico. Madrid .
RABM = Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.- Madrid .
RIT = Die römischen Inschriften von Tarraco. Berlín.
ZPE = Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik. Colonia.

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PROLOGO
Al iniciar el presente trabajo nos encontramos, en primer lugar, con el problema que suponía el intentar establecer unos limites precisos para la región carpetana, cuya fijación ha sido objeto de diversas controversias.
La obra que F. Fuidio realizó en 1934 seguía, en este sentido, un criterio muy amplio, de forma que incluía en territorio carpetano parte de las actuales provincias de Cuenca y Guadalajara, ya en territorio celtíbero, así como la zona oeste de Toledo, de dominio vettón. En la actualidad, si bien la frontera entre estos pueblos no está absolutamente definida, sí se puede
afirmar que ha quedado más precisada, por diferentes autores, una región sobre la que centrar nuestro estudio.
Dado que la obra de recopilación del material arqueológico había sido llevada a cabo por Fuidio, nos planteamos afrontar el estudio de la región desde una nueva perspectiva, basada en la interpretación de los datos ya conocidos, de cara a analizar el proceso romanizador en esta zona de la
Meseta.
En este sentido, el trabajo se ha centrado en la evolución de los municipios de la región carpetana y sus respectivas áreas de influencia, en un período que abarca el cambio sufrido por estos núcleos indígenas y su posterior promoción jurídica, intentando,
al mismo tiempo, encajar esta evolución en el m ecanismo general de la Hispania romana.

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Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento al Dr. Urbano Espinosa, Univ. Complutense, que ha dirigido este trabajo, orientándonos en todo momento, haciéndonos valiosas sugerencias y sin cuya ayuda no hubiera sido posible realizar su
publicación. Así mismo, estamos en deuda con el Dr. Géza Alföldy, Univ. Heidelberg, quien amablemente nos comunicó sus
impresiones sobre el tema, proporcionándonos además nuevas
lecturas de determinados epígrafes. Nuestro agradecimiento también a Susana Cortés Hernández; y el resto del equipo de colaboradores del Museo de Santa Cruz de Toledo, que nos
facilitaron las noticias de nuevos hallazgos epigráficos.

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INTRODUCCIÓ N
Se ha intentado precisar los límites de lo que era Carpetania a la llegada de los romanos a la Península sobre la base de las noticias de Ptolomeo (D6,56}, que realizó una lista de 18
ciudades supuestamente carpetanas todas ellas:
Toletum, Complutum, Titúlela, Laminium, Ilurbida,
Egelasta, Ilarcuris, Varada, Thermida, Mantua,
Caracca, Libera (también Aebura), Ispinum, Metercosa,
Barnacis, Alternia, Paterniana, Rigusa.
Algunas de estas ciudades han sido identificadas, otras son de localización dudosa, y de otras no se conoce su ubicación, a pesar de lo cual, se puede afirmar que la lista de Ptolomeo no puede ser
totalmente correcta. Su realización no se ajusta completamente a la
realidad, y se puede calificar de incompleta, ya que falta, al menos,
una ciudad (Consabura; sin excluir las posibilidades de Miaccum y Contrebia Carbica), pero son aún más las ciudades que podrían excluirse de la mencionada lista.
De las 18 ciudades, sólo hay dos que, además de conocer su localización exacta, se puede afirmar que fueron
carpetanas: Complutum (Alcalá de Henares) y Toletum (Toledo). Titulcia fue, desde luego, ciudad carpetana también, aunque su localización sea discutida. Ha sido identificada tradicionalmente
con Bayona de Tajuña, hasta el punto de que, desde 1814, se cambió

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su nombre por el antiguo. Posteriormente se ha querido situar en Las Rozas (1) o en las cercanías de Aranjuez (2), sin que hasta ahora se
haya llegado a un acuerdo sobre su emplazamiento. De todas
formas, su posición en las vías descritas por el Itinerario de
Antonino la sitúa en territorio carpetano. Titulcia era una mansión de la vía de Emerita Augusta a Caesaraugusta citada por el Itinerario de Antonino, que se cruzaba, en este punto, con otra vía
que subía desde Laminium en sentido sur-norte. Su condición de cruce de dos vías principales hace que Titulcia quede circunscrita a una zona que, aunque no está todavía totalmente determinada,
queda, desde luego, incluida en Carpetania sin lugar a dudas (_.
El caso contrario a Titulcia es Laminium, ya que se trata de una ciudad de la que, sin haber sido definitivamente localizada,
se puede decir que no era carpetana. Ha sido identificada con varios
lugares de las provincias de Ciudad Real y Albacete, como
Argamasilla de Alba (Y, Fuenllana (™, Sotuélamos (Ù, etc., lugares
todos ellos que quedan, en una comarca bastante reducida, en torno
al curso del río Guadiana, y por lo tanto bastante más al sur de lo
que se puede aceptar como Carpetania (_.
En cuanto a la mansión de Caraca, figura en una vía del Anónimo de Ravena (IV 44,10), que no aparece en el Itinerario de
Antonino. Esta ciudad ha sido identificada con varios lugares:
Guadalajara (8), Taracena , Carabaña, Driebes (9). T odos estos son lugares de la provincia de Guadalajara (excepto Carabaña), que hay
que considerar ya como pertenecientes al territorio celtíbero, porque
Complutum es el extremo nororiental de Carpetania. Por este extremo se entra ya en territorio de los Arévacos, a los que
pertenecía Segontia (Sigüenza, Guadalajara), como sabemos por la noticia de Livio (XXXIV ,19,10), según la cual, Catón sitió esta ciudad para castigar a los Arévacos por haber ayudado a los
Turdetanos como mercenarios.
Otra ciudad de la lista ptolemaica, Alternia, queda

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descartada porque ha sido situada entre Valencia y Játiva (l), aunque en un punto aún no determinado con precisión.
El caso de Ilarcurris presenta también muchas dudas, pues es insuficiente el testimonio de Fuidio, que quiso identificarla con
las ruinas y restos romanos hallados en la finca Hontalba, de Azaña
(hoy Numancia de la Sagra, Toledo) (t).
Con respecto al resto de las ciudades mencionadas en la lista de Ptolomeo, ninguna ha sido identificada con seguridad, de
manera que no se puede afirmar o negar que sean carpetanas, pero a
la vista de los resultados obtenidos para las otras ciudades, habría
que pensar que una parte de ellas no lo sean.
En cambio, Ptolomeo no citó una ciudad que fue con seguridad carpetana, Consabura, identificada con la actual Con- suegra (Toledo), que sería el punto meridional de Carpetania.
Así mismo, Ptolomeo no cita Miaccum, que se ha situado tradicionalmente junto al arroyo de Meaques (Casa de Campo,
Madrid) (|), y de ser así, sería también carpetana. En cuanto a
Libisosa, que algunos autores han hecho carpetana, hay que des­ cartarla, dada su localización con respecto a otras mansiones de la
vía romana. En la actualidad se ha identificado con Lezuza en la provincia de Albacete (13).
Existe también la posibilidad, aceptada como segura por algunos autores, de que, hubiera, entre los Carpetanos, una ciudad
llamada Contrebia Carbica. Fatás (Œ) identifica esta ciudad con la que nombran las fuentes clásicas, haciendo referencia a los
acontecimientos del año 181 a.C., y que estaría en territorio carpetano, basándose en el texto de Livio XL, 30-34, y
concretamente en la expresión per Carpetaniam ad Contrebiam.
En cuanto a Alce (o Alces) es difícil precisar si esta ciudad estaba en territorio carpetano o no. Saavedra (15) la sitúa
al oeste de Miguel Esteban, mientras Blázquez y Delgado
Aguilera (@) piensa que estaba en la laguna de La Hidalga, entre
Quero, Campo de Criptana y Villacañas. Blázquez Martínez (17)
acepta su localización a 20 kms. al sureste de Tole do. En cualquier caso, si perteneciera a Carpetania, lo que no se puede ase­

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gurar, formaría, con Consabura, el límite sur ().
Es imposible delimitar con exactitud lo que fue el territorio carpetano, y sólo puede intentarse una aproximación, más
o menos precisa, a partir de las noticias de las fuentes, aunque algunos autores ya han hecho la recopilación de textos clásicos
relativos a los Carpetanos (´).
Estrabón recoge en el libro III de su Geografía varias referencias a esta región (III,1,6; II, 1; II,3; II,1; III,2; III,3;
IV,13). Por este autor sabemos que los Carpetanos vivían en la zona
comprendida entre el Tajo (este río atravesaba su territorio) y el
Guadiana, en una región "regularmente fértil", y cuyos montes eran
metalíferos. Limitan por el sur con los Oretanos, por el norte con los
Vacceos, por el oeste con los Vettones y por el noreste con los
Arévacos. Estos son los datos que se pueden deducir de la obra de
Estrabón con respecto a Carpetania.
En cuanto a Plinio, su obra también contiene varias menciones sobre este pueblo (). Por este autor sabemos que los
Carpetanos vivían junto al Tajo, y limitaban con: Vacceos,
Vettones, Arévacos y Oretanos. En III, 24-25, Plinio h ace referencia a las ciudades carpetanas, que pertenecían al conventus Carthaginensis, excepto Complutum, que correspondía al Caesaraugustanus.
Con todo ello, se puede intentar una aproximación a lo que sería la zona ocupada por los Carpetanos. Por el norte existe una
frontera natural, que está constituida por las Sierras de Gredos y
Guadarrama, al norte de las cuales se entra en otro mundo diferente,
el del valle del Duero, territorio de pueblos cerealistas como los
Vacceos y Arévacos. Estos pueblos constituirían los límites norte y
noreste respectivamente. Pero mientras el límite con los Vacceos está marcado por una frontera natural, no ocurría así con los
Arévacos, ya que el valle del Henares constituye una vía abierta en
esa dirección. Todo lo que sabemos es que Complutum es carpetana (probablemente un puntal carpetano hacia el noreste) y en cambio
Segontia (Sigüenza, Guadalajara) pertenecía a los Arévacos, así que
en algún punto entre ellas estaba la división.

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En otra dirección, hacia el este, tampoco se puede precisar el limite entre Carpetanos y Celtíberos, pero lo cierto es que existe la noticia de Plinio (Nh. III, 25) sobre Segobriga (Saelices, Cuenca), como caput Celtiberiae. A falta de datos más concretos, sólo se puede establecer un límite arbitrario mediante una línea imaginaria
que, en dirección norte-sur, deje al oes te Complutum y al este Segobriga.
Por el sur, lo único claro es que los Carpetanos tenían frontera con los Oretanos, y que Consabura constituía el límite sur de Carpetania. Más abajo, el Guadiana está ya en territorio de
Oretania. Hacia occidente, el límite entre Carpetanos y Vettones era
también la frontera entre las dos provincias romanas (Lusitania y la
Citerior) (´). Teniendo en cuenta que Toletum era carpetana y Caesarobriga (Talavera de la Reina) vettona (Plinio Nh. IV, 118
nombra a los caesarobrigenses entre los pueblos estipendiarios de Lusitania, provincia a la que no perteneció ninguna zona carpetana),
habría que situar el límite entre ambas ciudades. Roldán lo ha hecho
a partir de los hallazgos de verracos, que caracterizarían a la cultura
vettona frente a la carpetana. La línea pasaría al este de Talavera de
la Reina, subiendo hacia el norte en dir ección al nacimiento del Alberche (aunque Roldán duda de que Caesarobriga sea vettona).
Así pues, Carpetania estaba integrada en su totalidad en lo que sería luego la provincia romana de la Citerior. En cambio,
considerando las divisiones jurídicas, estaba a caballo entre dos
conventus. Sabemos por Plinio (Nh. III, 24-25) que Complutum pertenecía al conventus Caesaraugustanus mientras Toletum y Consabura correspondían al Carthaginensis. Esto indica que los romanos, al realizar la división de las unidades jurídicas
peninsulares, no tuvieron en cuenta las entidades étnicas
prerromanas. Tampoco sabemos si lo harían al llevar a cabo la
división administrativa, pero en el caso de Carpetania, ésta se
integró totalmente en la Citerior, mientras sus vecinos Vettones
formaban parte de Lusitania; de todas formas, estos límites no
debían existir, en principio, como tal línea interior.

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Por lo que dice Plinio, el límite entre los conventos Carthaginensis y Caesaraugustanus debía estar en algún lugar al sur de Complutum, pero al norte de Toletum. Sancho Rocher (¼) cree que los romanos realizaron las divisiones conventuales según criterios políticos y estratégicos, procurando que los límites fueran
naturales. Esta autora piensa que el conventus Caesaraugustanus no llegaría hasta el Tajo por ese lado, sino que a la altura del
Manzanares subiría hasta las sierras de Guadarrama y Pela, y Altos
de Barahona, hasta seguir el curso del Henares y del Jalón.
Albertini (23) sitúa el límite del conventus Carthaginensis, en uno de sus tramos, siguiendo el río Guadiela, pues tenía que estar al sur de Sacedón, en cuyas prox imidades se encontraba Ercavica (Cañaveruelas, Cuenca), y al norte de Segobriga. Hacia el oeste podría ir por el valle del Manzanares y los
iuga carpetana (Guadarrama y Gredos).
Esto es todo lo que se puede concretar al respecto, de manera que Complutum debe tomarse como un punto meridional del conventus Caesaraugustanus que, pasada esta ciudad, vuelve a subir hacia el norte. El resto de Carpetania queda, sin ninguna duda,
dentro del Carthaginensis.
Establecidos, dentro de lo posible, los límites de lo que debió ser Carpetania, habría que preguntarse sobre la identidad y
forma de vida de sus habitantes en la época anterior a la
conquista romana. Hay que partir de la existencia de una unidad
cultural integrada por los Carpetanos, según se deduce de las
menciones que de ellos se hacen en las fuentes clásicas, así como de los estudios contemporáneos, que los consideran una capa
precelta instalada allí (24). Esta oleada de inmigrantes conservó
su cultura y sus tradiciones, y debió ser éste, además de la
lengua, el único nexo que mantuvieron con el paso del tiempo,
de forma que a la llegada romana, el nombre de Carpetanos
definía a un grupo de civitates y gentes con unos lazos culturale s comunes, pero sin ninguna cohesión política. De ahí las referencias
clásicas a los toletani, consaburenses y complutenses, que

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más hacen pensar en su existencia como pequeñas unidades celula­ res, y no como ciudades integradoras de una etnia.
En el siglo II a.C., el término "Carpetanos" debía ser el recuerdo de un tronco común y de una unidad sociocultural que, probablemente, nada significaría ya para ellos mismos. Por eso,
cuando los autores clásicos narran acontecimientos de esa regi ón, no suelen aludir a los Carpetanos como protagonistas de los sucesos
(este término es más frecuente en aquellas noticias referentes a las
campañas cartaginesas; vid. infra ), sino que mencionan expresamente la civitas en la que se desarrollan los hechos, o bien nombran a otros pueblos (como los Celtíberos), actuando allí, lo que
sólo sirve para añadir confusión al problema.
En virtud de esa mención a la fragmentación política, debe entenderse la actuación de los Carpetanos durante la conquista
romana de la Meseta. Las fuentes clásicas parecen trasmitir una idea
de Carpetania como campo de batalla de otros pueblos, o bien de
lugar de paso y destino de los Lusitanos en sus razzias, o de los
romanos persiguiendo a éstos. En determinado momento, los
romanos aparecen ya asentados en las ciudades y sus alrededores,
sin que se haya hecho referencia a grandes batallas para tomar estos
núcleos. Incluso en una fecha tan antigua como el 135 a.C., los
ejércitos romanos acampan, para invernar, en Carpetania (Apiano,
Ib. 83). A esto hay que añadir las razzias lusitanas, que iban
dirigidas, en gran parte, contra los Carpetanos.
Probablemente, la fragmentación política facilitó el que las ciudades carpetanas, ante la imposibilidad de hacer frente al
invasor romano, se convirtieran muy pronto en aliados suyos, o bien
adoptaran una postura neutral que permitiera el paso libre y el
asentamiento romano en la región. Esto explicaría la falta de
noticias sobre grandes batallas, así como las incursiones lusitanas,
que, además de estar causadas por un problema socioeconómico,
tendrían una justificación para los Lusitanos, que atacaban así a los
aliados de Roma.

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El hecho es que con el dominio romano llega un influjo cultural nuevo, que va infiltrándose entre la sociedad indígena. Los núcleos urbanos fueron un medio apropiado para la penetración de
la romanidad, favorecida por las élites locales, que buscaban todas
las ventajas de las formas de vida romanas, y que, con el tiempo,
serían quienes reclamaran también un nuevo status jurídico para sus
ciudades, hasta que se convirtieran en municipios. En Carpetania,
Roma contaba con tres cabezas administrativas, desde las que
controlaba todo el territorio circundante.
De forma paralela a este proceso romanizador, se observa un mantenimiento de determinadas estructuras indígenas entre
algunos sectores de la población, según muestra la documentación
epigráfica. Esto ocurre, por ejemplo, con las gentilidades, ligadas a
individuos de nombre indígena o latino, así como el propio mantenimiento de la onomástica prerromana en relación con
nombres romanos. En cambio, en el aspecto religioso, esta perma­
nencia no se aprecia claramente, porque se enmascara bajo formas
romanas.
Por fin, el proceso de promoción jurídica municipal debió constituir el elemento más importante para el impulso de la
romanización. El cambio de status significaba nuevas instituciones, construcciones, organización del culto imperial..., todo ello según
modelos romanos; y las posibilidades de promoción social que la
municipalización aportara a algunos individuos, harían que, a su
vez, éstos se convirtieran en fieles aliados que impulsaran el proceso
romanizador.
El motivo del presente trabajo es el estudio de los cambios culturales y administrativos que se produjeron en Carpetania
(entendiendo este término en un sentido geográfico), y de la postura
del elemento indígena ante los mismos. Para ello, se ha abordado
especialmente el fenómeno urbano y municipalizador como motor
principal de romanización.
La necesidad de establecer unos límites cronológi­ cos a nuestro estudio, así como la abundancia de material recopi­

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lado y la amplitud del tema abordado, nos han obligado a centrar el trabajo en una época que abarca desde la llegada romana hasta los
últimos momentos del Alto Imperio, sin que se hayan analizado las
consecuencias que el fenómeno produjo en el Bajo Imperio, ya que
este apartado debería ser objeto de otro estudio de similar extensión,
especialmente si se tiene en cuenta la trayectoria posterior de
ciudades como Complutum o Toletum.
Así mismo, la presente estructuración responde al hecho de que, en sendos trabajos aparte, hemos abordado ya el tema del
desarrollo urbano e institucional de Complutum y Consabura (x) en su evolución hacia formas de vida romanas; a ello se debe el que
se dedique un capítulo aparte al mismo fenómeno en el caso de
Toletum, lo que justifica un estudio más detenido de esta última ciudad, que se ha intentado evitar en parte en los otros dos casos,
porque sería excesivamente reiterativo.

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NOTAS
1.- ARIAS 1965 y 1966a 2.- BLAZQUEZ Y DELGADO AGUILERA Y BLAZQUEZ
JIMÉNEZ 1921. 3.- ROLDAN HERVAS 1973, 271. 4.- LOMAS 1983, 90.
5.- SAAVEDRA 1914, passim.
6.- ARIAS 1965 y 1966a.
7.- ROLDAN HERVAS 1973, 245. 8.- MORALES 1675, citado por ABASCAL PALAZON 1982, 46.
9.- ABASCAL PALAZON 1982, 33, 46, 74 y 77 ss
10.- ROLDAN HERVAS 1973, 212. 11.- FUIDIO 1934, 82.
12.- ROLDAN HERVAS 1973, 250. 13.- Ibidem, 246. 14.- FATAS 1975, 292 ss.
15.- SAAVEDRA 1914.
16.- BLAZOUEZ Y DELGADO AGUILERA Y BLAZQUEZ
JIMÉNEZ 1921. 17.- BLAZQUEZ MARTÍNEZ 1975, 427.
18.- BLAZQUEZ Y DELGADO AGUILERA Y BLAZQUEZ
JIMÉNEZ 19.21; ROLDAN HERVAS 1973, 211;
BLAZQUEZ MARTÍNEZ 1975, 427. 19.- VALIENTE Y BALMASEDA 1984, 135 ss.
20.- Plinio, Nh. III,19, 24 y 25; XIX,161; III,6 haciendo referencia
equivocadamente a la Cordillera Carpetana como límite entre
Tarraconense y Lusitania. 21.- ROLDAN HERVAS 1968-69, 73ss. 22.- SANCHO ROCHER 1981, 46ss.
23.- ALBERTINI 1923, 97.
24.- BLAZQUEZ MARTÍNEZ 1975, 75, recoge esta opinión.
25.- GONZALEZ-CONDE, Consuegra...(Hispania Antiqua, prensa)
y Complutum. (Lucentum IV, 1985, prensa). Vid. bibliografía final.

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